Sabemos con bastante precisión dónde terminó el barco Endurance comandado por el explorador angloirlandés Sir Ernest Shackleton después de hundirse hace más de 100 años.

Sin embargo, hasta ahora, todos los intentos de encontrar sus restos de madera en el fondo marino de la Antártida han sido infructuosos.

Aunque se encuentra bastante profundidad, a unos 3.000 metros, esa no es la mayor dificultad a la que se enfrentará la nueva expedición que tratará de encontrar el barco.

La mayor de sus preocupaciones será el hielo marino.

El cruel y malvado hielo marino, tal y como lo describió Shackleton.

Los témpanos helados que oprimieron, rompieron y luego se tragaron su barco en el mar de Weddell entre octubre y noviembre de 1915 cubren su tumba y la protegen de ser descubierta.

La Expedición Transantártica Imperial de Shackleton duró de 1914 a 1917.

Estaba destinada a realizar el primer cruce terrestre de la Antártida, pero el Endurance quedó atrapado en ese cruel hielo marino y luego se perdió.

El viaje se hizo ampliamente conocido por la increíble ruta de escape que siguieron posteriormente el explorador y sus hombres a pie y en botes.

Es el material de la leyenda. Ese es el atractivo.

Mensun Bound se pregunta: «¿Qué significaría encontrar el Endurance?»

Y agrega: «Esta es la mejor búsqueda de un naufragio que puedes emprender. Intentar localizarlo, no hay nada mejor que eso. Lo normal es que mi vida ya no sea tan emocionante después de eso».

El arqueólogo forma parte del proyecto Endurance22.

La búsqueda del barco desaparecido de Shackleton está organizada por el Fideicomiso del Patrimonio Marítimo de las Malvinas y partirá de Ciudad del Cabo este fin de semana.

Los miembros del equipo de búsqueda incluyen figuras clave que estuvieron cerca de encontrar los restos del naufragio en 2019.